Câlins et secrets (Parte 2)


No sé exactamente donde estoy, o que día es cuando la mano de Teddy me despierta mientras me acaricia la mejilla. Abro los ojos rápidamente y me incorporo con dificultad, desorientada mirando alrededor.

—Shhh, todo está bien, tranquila.

Una vez que le veo bien, cojo aire para luego expulsarlo lentamente y le agarro de la mano asintiendo.

—¿Cuánto tiempo he dormido?

—Una hora más o menos. Hacía rato que no te veía, así que me lo imaginé. Lo sospeché ya del todo cuando Brigitte se despertó y vino a la cocina diciendo que no le respondías.

Frunzo el ceño riéndome entre dientes, me termino de incorporar lentamente hasta quedarme sentada en el sofá y bostezo un poco.

Teddy se sienta a mi lado y me dejo caer sobre su hombro.

—Estoy tan cansada… Creo que si no me hubieras despertado podría haberme llevado durmiendo toda la tarde.

—Lo sé. En el embarazo de Brigitte lo hiciste un par de veces.

—¡Oye! —Me separo de él riendo.— Soy una mujer embarazada, tengo derecho a dormir todo lo que quiera. Y a comer, dime que hay mucha comida por favor.

—La hay…

Teddy se ríe y se acerca un momento a mí para darme un beso en la mejilla. Pero alguien nos interrumpe abriendo las puertas del salón. Cuando creía que iba a ser Brigitte pidiendo comida o mis padres, me encuentro a James mordiendo una alita de pollo con la mano.

—Venga tortolitos, que os vais a quedar sin nada. Te he preparado un plato igual que el mío Teddy, ya verás como así te recuperas pronto.

Sacudo la cabeza oyendo a mi primo y Teddy se levanta antes que yo para tirar de mí y ayudarme a levantarme del sofá. Nos dirigimos a la cocina para comer con la familia.


Después de dos horas almorzando, entre risas, anécdotas, idas y venidas de manos entre los platos cogiendo de todo, nos vamos poco a poco desperdigando por el comedor y la cocina. Nuestras mesas habían consistido en dos fuentes de lasañas, ensaladas, una sopa para los mayores y algunos pequeños, estofado de carne con patatas, puddin de calabaza, patatas al horno con queso fundido por encima y un poco de orégano, una fuente enorme de alitas de pollo, empanada de verduras y pan hueco con queso, bacon y un poco de tomate. Además de que no faltó en ningún momento la cerveza de mantequilla.

Yo me adueñé de dos sillas en el comedor, una para sentarme, y otra para estirar los pies. Brigitte consiguió enredar a Louis para que jugara un poco con ella. Hasta ahora no había parado de un brazo a otro, o mejor dicho de un plato a otro. Estaba segura de que había probado algo de todos los platos que tenía cada uno.

—¿Vas a contarlo ahora o cuando piensas hacerlo? —pregunta ahora James mientras mira a Teddy que está sentado presidiendo la mesa.

Mi primo se queda de pie a mi lado, dejando caer su cuerpo en el marco de la puerta. Miro a ambos sin saber muy bien a qué se refiere, y creo que Teddy me ve, ya que carraspea y habla.

—A ver… Tengo información. —De repente, ambas salas, comedor y cocina, que están conectadas se quedan en silencio y todos miran hacia mi marido lentamente. —Tengo que contaros como escapé, porque os sorprenderá, y oí bastantes cosas mientras dormía o me hacía el dormido.

James le hace un movimiento de cabeza a Albus, este se sienta en una silla al revés y saca una libreta y una pluma con tinta ya incorporada. ¿Por qué debería de tomar nota de lo que cuente?

Veo como todos se hacen una piña en el comedor. El abuelo Arthur está dormido en el sillón, la abuela Molly está al lado charlando con Meda, impacientes ambas también por escucharle. De pronto todos mis primos, tíos, padres y hermanos están en el comedor. Algunos sentados en sillas, otros en el suelo y otros de pies.

—Como decía, pude enterarme de varias cosas. Para empezar, le mencionaban mucho a él, pero también hablaban de una tal Becca. ¿Os suena el nombre?

Lily ahoga un grito, llevándose las manos a la boca.

—¿Ella? ¿Eran los rumores ciertos?

—Henry ya avisó cuando Regina desapareció, deberíamos de avisarle de inmediato, él tampoco acabó muy bien parado en una ocasión por su culpa. En cuanto Becca descubrió que lo sabía, se lo hizo pagar como siempre. Marlene aún no se ha recuperado de esa —dice Dominique agarrando la mano de Lily.

Las miro con el ceño fruncido sin saber muy bien de qué hablan.

—Hay que avisar a Backus de inmediato, quizás él pueda saber algo más, Regina también está desaparecida y quizás tenga relación —dice Albus.

—Frank también puede saber algo —puntúa Molly.

No dejo de mirar a todos mis primos cada vez que alguien habla. ¿Pero de qué están hablando? ¿Becca? ¿Regina? ¿Quiénes son? Harta de no tener ni idea, bajo las piernas de un solo golpe y me incorporo.

—¡Ya está bien! ¿Qué está pasando? ¿Quiénes son esas personas? ¿Alguien puede contarme de que va todo esto?

Entre mis primos, Teddy, y un par de adultos, vuelan las miradas. Hasta que finalmente es Albus quién habla.

—No sabes nada porque fue cuando acabaste Hogwarts, pero justo el mismo año que ya no estuviste con nosotros, llegaron dos personas nuevas. Regina, profesora de transformaciones, y su hija Becca. Al principio todo fue normal, no había ninguna actitud sospechosa de ninguna de las dos. Traian dejó Hogwarts ese mismo año. Regina tuvo una relación, si es que se le puede llamar así, con Henry Backus, el profesor de historia de la magia. Una mañana, Dom se encontró a su amiga Marlene medio congelada en el lago, con el cuerpo destrozado a base de navajazos y algo peor. Le habían lanzado la maldición cruciatus, y no una o dos veces, si no varias. Se llevó varias semanas en la enfermería y como no se recuperaba, tuvieron que mandarla a San Mungo.

>> Comenzaron varios rumores, al principio no lo creíamos. Becca era completamente inocente, hasta llegó a ser mi amiga al principio. Pero poco a poco… fue cambiando, volviéndose una desquiciada, histérica sin motivos en ocasiones. Un día Lily escuchó a ella y Regina discutir en el despacho de esta. Solo se oían los gritos de Becca, pero pudo oír perfectamente decir que era adoptada, que Bellatrix había sido amiga suya en la escuela y le había dado la hija que tuvo años después con Voldemort.

Oímos un pequeño grito y todos volvemos la cabeza hacia la abuela Meda. Se puede ver en su expresión lo horrorizada que está al oír todo esto.

—¿Tuvo otro? ¿Una niña de Tom? —se lleva la mano a la frente negando con la cabeza.

—¿Otro? ¿Qué quieres decir con otro? ¿Acaso tuvo uno antes, Meda? —le pregunta Harry acercándose un par de pasos hacia ella.

Mi madre le tiende un vaso de agua y tras dar un par de buches, asiente.

—En sexto curso tuvo un niño de Rodolphus. Ambos siempre estaban peleándose, siempre llegaban a las manos. Y no solo le daba Rodolphus, mi hermana también sabía defenderse bien ante él. Le odiaba, le despreciaba, no quería casarse con él, pero nuestros padres ya lo habían acordado con los de él. Al igual que se odiaban, de vez en cuando se toleraban, y recuerdo perfectamente el día en el que vino a decirnos que estaba embarazada de él. Lo habían hecho un par de veces y ese había sido el resultado. Bella se tomaba una poción para que los demás no vieran el crecimiento de su barriga. Pero en el séptimo mes de embarazo, rompió agua tras otra pelea más dura con Rodolphus. Entre mi hermana Cissy y yo la llevamos a una casa que había a las afueras de Hogwarts, estaba a medio construir, y allí dio a luz. Mi hermana nunca quiso ver a la criatura, no la cogió, solo apartó la mirada mientras no dejaba de vomitar.

>> No quería nada que tuviera que ver con Rodolphus, y ese niño no iba a ser menos. No pudimos hacer mucho cuando al par de horas dejó de respirar y murió en mis brazos. A Bella le dio exactamente igual. Por mucho que tuviera que casarse con Rodolphus, amaba a Tom Riddle, y nadie podía hacer lo contrario. Sé lo que todos pensabais de ella, pero era mi hermana al fin y al cabo. Viví con ella hasta que bueno… su locura fue a más y se fue de casa tras la boda, que era inevitable y finalmente sucedió.

Helados ante sus palabras, la habitación se queda en silencio durante un par de minutos.

—Lo siento Meda, no puedo creerme que tuviera un hijo con Rodolphus. Y mucho menos, otro con… él… —la abuela Molly es la primera que habla, mientras acaricia el brazo de Meda. Creo que todos estamos pensando lo mismo pero nadie se atreve a decirlo. Ella fue quién la mató y es ella quién está consolando ahora a su hermana. También todos sabemos que las tres coincidieron en sus años en Hogwarts, así que tuvieron que conocerse más de lo que creemos.

Albus carraspea, y prosigue.

—Los rumores fueron creciendo, Becca desapareció de Hogwarts, al igual que Regina. Desde hace un año no se sabe nada de ambas. Decían que era mucha casualidad que Traian hubiera desaparecido el mismo año que ella llegó. El que quería hacerse con el poder, con la que realmente tenía el poder para hacer las cosas. Todos sabían que si los antiguos mortífagos iban a seguir a alguien, sería a la descendiente del Señor Tenebroso, no a alguien que se creía él.

Suspiro intentando asimilar todo esto que acaban de contar.

—¿Y tú sabías todo esto? ¿Lo sabías y no me dijiste nada? —Miro a Teddy un tanto dolida. Si hubiera llegado a saber todo esto no me hubiera vuelto la mitad de loca que me volví. Hubiera sabido a quién perseguir y preguntar y no hubiera dado vueltas en vano.

Teddy agacha la mirada y suspira.

—Lo siento cariño, en Hogwarts nunca te enteraste de estas cosas, y no querías que lo hicieras ahora. Cualquiera vive mejor en la ignorancia sin preocuparse de esto. Los demás ya estaban buscando en el lugar adecuado y preguntando a quién debían. Ellos lo saben desde que empezó todo en Hogwarts.

—¡Pero tendría que haberme enterado! ¡Vivía mejor en la ignorancia cuando mi marido no desapareció y había un par de locos posiblemente detrás de su desaparición! ¡Si llego a saberlo hubiera interrogado a medio alumnado de Hogwarts de nuestra época!

De la frustración, mi voz se había elevado un par de tonos, poniéndome recta en la silla.

—Relájate Victoire — me dice mi madre en francés.

La miro un instante y me echó el pelo hacia atrás de un manotazo como si eso pudiera arreglar algo.
—Y lo hicimos, he estado en contacto con Viola en varias ocasiones, para ver si se había enterado de algo nuevo. Max me contaba cada vez que se cambiaba de ubicación, y así podía averiguar dónde estaba para las reuniones —me dice mi hermana mientras se pone de pie.

¿Mi hermana? ¿Hablando con Viola intentando averiguar cosas sobre Teddy? Estoy comenzando a marearme. No me cuadra nada, ¿por qué nadie me contó nada de esto? ¿Por qué he vivido en la ignorancia todo este tiempo?

—¿Y Scorpius no sabrá nada? —pregunta Roxanne desde una esquina sentada en el suelo.

—¡Os lo he dicho mil veces! Scorpius no tiene nada que ver con esto. Que sus padres tengan antecedentes de hace años con los mortífagos, no significa que él sea como ellos. Nunca ha sabido nada de lo que está pasando ahora, así que no volváis a pensarlo —dice Rose mientras se sienta de nuevo en la silla donde estaba, ya que se había levantado de un salto.

—Bien —interrumpe Harry —mañana iré a hablar con Henry. Le pondré al día de todos y veremos qué podemos hacer. ¿Ron, Hermione?

Ambos asienten mirando a su mejor amigo.

—Avisaré a Sam y a Edgar para que mañana hagamos una reunión —dice James— ¿Preguntarás a Max por el nuevo sitio? Tenemos que hablar con Viola también.

Dominique asiente respondiendo a la pregunta. Yo sigo enfadada y acalorada por la situación. Nada de esto me parece justo.

—Esperad. Hay más — vuelve Teddy a hablar—. No os he contado como escapé. Un día tuve una visita sorpresa. Ese mismo día por la mañana se habían dignado a traerme un poco de agua sucia y un trozo de pan duro para que pudiera comer. Lo poco que pude tragar fue suficiente para que abriera los ojos. Cada vez que alguien venía a mi celda ni me enteraba, solamente cuando… bueno, me usaban de pelota entre ellos. Pero ese día estaba un poco despierto. Me llevé toda una sorpresa cuando vi entrar a Arthur en la celda.

Ahogo un grito al escuchar el nombre. No. No puedo ser cierto. ¿Todo estaba conectado y yo no me entero ahora? ¿Él? ¿Justo él? ¿Por qué lo hacía? Habían pasado muchos años desde que le di calabazas una y otra vez en el colegio. Apoyo una mano en la mesa, el mareo aumenta, pero tengo que terminar de oír esto.

—Iba inmaculado con su traje como siempre, incluso en una celda completa de mierda, él relucía, con esa sonrisa de arrogante tan tranquilo. Se acercó a mí, me pegó un par de puñetazos en la cara y me apuntó directamente con la varita en la frente. —Teddy hace una pequeña pausa, puedo notar como me mira a pesar de que yo no dejo de mirar al suelo—. Pero antes de que pudiera lanzar el hechizo, reuní todas las fuerzas que me quedaban y le quité la varita. Sabía que era la única oportunidad que tenía, así que tras desarmarlo le lancé un desmaius y pude escapar. Para mi favor, creo que él no se lo esperaba.

Alzo la mirada lentamente, Teddy me la aguanta unos segundos antes de que yo la aparte. Sigo mareada, pero aun así, me levanto sola como puedo y me acerco a Louis que tiene a Brigitte entre sus piernas. Me agacho con mucho esfuerzo y la cojo en brazos, teniendo esta un par de muñecas en las manos.

—Es la hora del baño de Brigitte. —Y sin decir nada más, salgo del comedor.

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