Coffee

No
hay nada que hacer, o se pasan todo el día en Granny’s discutiendo cómo poder
salvarme. ‘’Oh pobre Emma, ahora es la
oscura. Tenemos que hacer algo para que vuelva a ser como era’’. O un ‘’Hay que acabar con la oscuridad dentro de
ella, sé de lo que era capaz, de la luz y fuerza que poseía, tenemos que
recuperarla’’. Estoy cansada de escuchar lo mismo una y otra vez, ¿no
pueden aceptar que soy ahora la oscura? ¿Que me gusta este poder? ¿Que me llama
poco a poco y recorre mis venas ansiando cada vez más? ¿Que disfruto siendo
poderosa y oscura? ¿Que la sonrisa que muestro cuando aplasto un corazón es de
satisfacción y de orgullo de mí misma?
Mirad
en lo que me he convertido, me costó cuatro años conseguir ser la ‘buena
salvadora’, y ahora, en tan solo unas seis semanas, soy aún más poderosa. Puedo
hacer muchas más cosas y salirme siempre con la mía. Cierto es que a lo mejor
aún me faltan por perfeccionar un par de cosas, y que Rumple me ayudará con
ello siendo mi fiel Pepito Grillo.
Pero
nadie sabe el poder que siento al tener un corazón en la palma de mi mano. Al
notar cada latido, cada segundo que se acerca más a la muerte. Puedo notar la
respiración de esa persona cada vez más y más lenta. Escupiendo lo último que
le queda de vida. Y yo acabando con ella.
No
lo entienden, y ese poder que siento y tengo es único. No sé cómo Regina dejó
atrás esa vida. Ahora entiendo el placer que le producía arrancar corazones y
destruirlos hasta que se convirtieran en polvo. Pero, si me hago más amiga de
ella, si cae en mis redes, estoy segura de que puedo hacer que vuelva a esa
oscuridad. Al fin y al cabo, sigue dentro de ella. Nunca se ha ido y será más
fácil de lo que me imagino. Juntas podemos acabar con las tonterías de este
pueblo, pero ahora, necesito otro tipo de diversión. Algo que… me plazca en
estos momentos.
Sin
entretenerme mucho más o terminaría arrancándome mi propio corazón, con una
floritura de mano, hago aparecer una nube morada. Cuando el humo se disipa
puedo ver a Hook con el ceño fruncido mirándome. Muestro una sonrisa de lado y
me levanto de la silla lentamente. Me tomo mi tiempo, alisándome el vestido
negro que me llega hasta las rodillas, y me paso un par de veces más las manos
por las caderas para resaltarlas. Y, en efecto, veo el resultado que ha tenido
en su cara, pues ha movido un milímetro la ceja, lo suficiente para que lo haya
notado.
−El
pirata que yo estaba buscando…
Voy
hacia una bandeja que hay sobre el mueble y sirvo dos copas de ron hasta la
mitad. Con el dedo apunto a una y hago que levite, me giro lentamente haciendo
que la copa me siga y se lo lanzo con un rápido movimiento a Killian, la copa
se para justo delante de él sin salpicar ni una sola gota.
−Por
favor, no seas tímido y sírvete.−Alzo las cejas divertida, acompañada de una
sonrisa, y agarro mi copa. Comienzo a hablar de nuevo mientras camino hacia
él.− Verás, he supuesto que estarás cansado de ir de un lado a otro de la
biblioteca, mirando cientos de libros para encontrar una solución a… ¡mí!
Suelto
una pequeña carcajada y, con otro movimiento de mano, hago que se lleve la copa
a los labios. No le queda otra que dale un buen sorbo. Suspiro al ver que tiene
el ceño fruncido y le paso la mano por la cara con una simple acaricia, notando
su barba que me cosquillea en los dedos.
−No
te pongas así, querido, sabes que prefieres eso a la leche de cabra. Nunca
dices que no a una buena copa, y tampoco puedes rechazar el ofrecimiento de una
señorita− Ladeo la cabeza poniéndole ojos de cordero degollado y, finalmente,
le doy un buen trago a la mía.
Sé
que está molesto por lo que estoy haciendo, pero, en esta batalla, él también
terminará ganando y luego tendrá que agradecérmelo.
−Volviendo
a lo que estábamos…
Me
acerco para pasar una mano por su chaqueta de cuero. Estoy tan pegada a él, que
puedo notar su respiración algo entrecortada en mi frente. Mi mano pasa bajo la
chaqueta, rozando su camisa con los dedos, notando todo su torso tenso bajo
esta. Voy elevándola hasta donde comienzan los botones desabrochados y la paso
por su piel desnuda, dejándola finalmente ahí.
−Swan…
Alzo
el rostro para mirarle a los ojos y abro los míos de una forma exagerada
parpadeando un par de veces.
−Vaya,
es la primera palabra que dices, te ha costado un poco, ¿no crees?
Elevo
mi cara y bajo la mirada a sus labios, veo como tiene la mandíbula tensa. Me
paso la lengua por el labio inferior para terminar mordiéndolo. Una pequeña
risa se forma en mi garganta al escuchar cómo ha intentado ahogar un gruñido.
Esto va a ser divertido.
Doy
un paso atrás y, con un par de buenos tragos, me termino mi copa, la hago
desaparecer y dirijo mis ojos a la mano de Hook, señalando la suya. Se la lleva
a la boca para terminársela. Es como si se lo hubiera ordenado mentalmente,
pero esta vez no ha hecho falta ningún hechizo para que lo hiciera.
Me
acerco de nuevo mientras sigue bebiendo
y rozo el garfio con mis dedos, con un pequeño movimiento me pego más a él y es
entonces cuando oigo el sonido del vaso contra el suelo haciéndose añicos.
No
me da tiempo a reaccionar cuando noto su mano alrededor de mi cintura,
cogiéndome con fuerza y haciendo que retroceda hacia la mesa. Sus labios están
enredados con los míos, siguiendo una danza más que conocida y deseada.
Mi
trasero choca finalmente con la mesa y me siento sobre ella en un segundo. La
mano de Killian avanza hacia mi peinado trenzado y no sé cómo se las ha apañado
para encontrar todas las horquillas meramente necesarias para que quede suelto.
Puedo oír el ‘tin’ que hacen con la mesa al caer y me separo un segundo de él
para mover la cabeza hacia los lados y dejar la melena al aire.
En
ese segundo que le he mirado a los ojos, intuyo que esta vez voy a salirme con
la mía. He jugado con él a mi antojo, he ido paso a paso y por fin lo tengo en
mi red. Estoy segura que esta vez no se va a escapar. Pego un grito cuando percibo
su mano tirar de la raíz de mi cabello haciendo que eche la cabeza hacia atrás.
Es entonces cuando noto su boca recorrer mi garganta, dejando besos en un sitio
y otro, descendiendo hacía mi pronunciado escote. Suerte que esta mañana había
elegido un vestido que tuviera.
Llevo
mis manos hacia su cuello, termino pasándolas por su chaqueta para quitársela y
gruñe cuando tiene que separarse para hacerlo. La tiro al suelo y abro mis
piernas para enredar su cintura con estas. A causa de eso, el vestido se me
levanta por ambos lados, pero creo que es algo que no molesta a ninguno de los
dos.
Sin
querer, clavo uno de mis tacones en su pierna, y con un par de movimientos, me
deshago de ellos. Debido a su mano, echo de nuevo la cabeza hacia atrás,
exhalando un suspiro. Por el rabillo del ojo, veo como clava el garfio en la
madera de la mesa, arañando esta mientras lo mueve hacia abajo una y otra vez.
−Ki…
Killian…
Me
callo al notar que muerde el lóbulo de mi oreja y tengo que cerrar los ojos y
encoger el cuello para que pare. Es él ahora el que me mira de una forma
desafiante y a la vez divertida. Es entones, cuando aprieto mis piernas
alrededor de él, haciendo que nuestras caderas queden pegada la una a la otra,
notando su verdadero garfio.
Le
tiro del cuello de la camisa, la cual iba a desaparecer de un momento a otro, y
le beso. A ambos nos falta ya la respiración, él no deja de separarse casi todo
el rato, mirándome todo el tiempo. Veo en sus ojos un atisbo de duda, que se
esfuma rápidamente cuando su mirada se posa en mis labios. Le atraigo de nuevo
y paso la lengua por el cielo de su boca. Escucho el pequeño gemido que sale de
su garganta antes de atrapar mis labios de nuevo.
Aprieto
un poco más las piernas alrededor de su cintura, mis dedos vuelan a los pocos
botones que tiene abrochado, intentando quitar el primero. Pero, al ver que me
va a llevar demasiado tiempo, arranco el resto de un solo tirón.
A
la vez que cae la camisa al suelo, nos envuelvo en una nube morada, haciéndonos
desaparecer de allí para pasar a mostrarle mi habitación, la única parte de la casa que no ha visitado a
fondo.
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